Por Herman Hoeksema [1]
Como Daniel Zwier parece pensar, la diferencia [en el tema de hermenéutica] no es que él deja que la Escritura hable por sí misma mientras que yo impongo nociones dogmáticas preconcebidas en ella. Más bien la diferencia que existe es que Zwier asume que la interpretación de un texto aparte de su conexión con la enseñanza frecuente de la Biblia es según él interpretación de la Escritura, mientras que yo estoy convencido que la Palabra de Dios es un todo orgánico (doctrinal) que presenta la misma enseñanza a lo largo de ella. Por esta razón uno puede explicar un texto determinado en la Biblia sin estar interpretando [privadamente] la Escritura. [En otras palabras] El conjunto de la Escritura debe ser considerado cuando alguien interpreta cualquier pasaje, así cada texto debe ser explicado según la regla de la Escritura (regula scripturae), lo que significa la frecuente enseñanza de la Biblia.
Toda la base bíblica en la cual Zwier intenta construir la súper estructura de su doctrina sobre la “Bondad general de Dios” consiste en solo unos pasajes individuales que superficialmente aparentan apoyar su postura. Sin embargo, su interpretación de estos textos se opone directamente no solo a otros varios textos claros de la Biblia sino además a la frecuente enseñanza de la Sagrada Escritura. Él está muy consiente de este conflicto [en su teología] y lo admite, sin embargo se rehúsa a explicar la Escritura en Su propia luz.