Ronald Hanko
Ya que la Escritura es la Palabra de Dios, es también perfecta. Encontrar errores en la Escritura es encontrar errores en Dios. Aceptar la Escritura como algo menos que infalible es negar la inmutabilidad y soberanía de Dios.
Juan 10:35 enseña claramente la infalibilidad de la Escritura. En aquel versículo Jesús dice “la Escritura no puede ser quebrantada.” Él usa el singular, Escritura, para mostrar que la Biblia es la única Palabra de Dios, que fue dada a través de muchos hombres y en distintos tiempos. Porque es única, cualquier intento de falsear la Escritura es un intento de destruirla. Nadie puede quitar partes de ella o negar que ella es siempre verdad sin tener ningún error.
Es interesante que Jesús no sólo dice que no podemos quebrantar la Escritura, sino que ella no puede ser quebrantada. Él quiere decir que todos los esfuerzos del hombre de encontrar errores en la Escritura son en vano. Ellos están, cuando encuentran faltas en la Escritura, consultando contra Dios y contra su Ungido, y el que mora en los cielos se burlará de ellos (Salmo 2:2-4). Ellos, no la Escritura, son quebrantados en la inquebrantable Palabra de Dios cuando claman encontrar falta en las palabras o enseñanzas de la Escritura, por tales esfuerzos ellos estarán bajo el juicio de Dios.
El contexto de Juan 10:35 es importante, también, donde Jesús cita el Antiguo Testamento para apoyar que Él es Dios. Él usa el Salmo 82:6, el que llama dioses a los gobernadores. Él dice que si ellos pueden ser llamados dioses, entonces más aún Él que es santificado y enviado por el padre al mundo no puede ser acusado de blasfemia cuando dice “Hijo de Dios soy.” Sin entrar a la cuestión de cómo los gobernadores pueden ser llamados dioses, debemos reparar en que esta es una declaración extraordinaria. Nosotros no debemos osar a decir si eso no hubiera estado en la Escritura, e incluso lo podríamos encontrar difícil de entender. Jesús asume que esa declaración debe ser verdadera y una guía inefable simplemente debido a que se encuentra en la Escritura. Sólo la forma en que Él cita y usa la Escritura es una gran lección para nosotros sobre este tema, “La Escritura no puede ser quebrantada.”
Es significante, también, que Jesús se refiere a estas palabras del salmo 82 como “ley.” Él quiere decir que toda la Escritura, debido a que ella es la inefable Palabra de Dios, es la regla divina para nuestra vida. No hay nada en la Escritura más que la voluntad de Dios para nosotros, tampoco hay ningún consejo que necesitemos que no se encuentre en la Escritura. Historia, poemas, profecías, cartas—todas son la ley de Dios para nosotros. Esta es quizás el punto más importante de todo. Esto no es sólo para decir que la Escritura es infalible e inerrante. Nosotros debemos inclinarnos hacia ella, someternos a sus enseñanzas en cada punto y recibirla como siervos obedientes y deseosos de Dios. De otra forma, nuestra confesión de la inspiración e infalibilidad es mera hipocresía.
¿Crees que la Biblia es infalible? Entonces hazte la siguiente pregunta: ¿Es la Escritura la ley de Dios para mí en todo lo que creo y hago?
Fuente: “The Infallibility of Scripture” de Doctrine According to Godliness del Rev. Ronald Hanko, pp. 19-20.
Traducido por Marcelo Sánchez