Por Ron Hanko
La Escritura como lo hemos visto, utiliza varios nombres y descripciones diferentes en relación a la iglesia de Dios con el fin de enseñarnos lo que la iglesia es, y de que esto nos ayude para amar a la iglesia. El número de estos nombres y descripciones en la Biblia demuestran lo importante que la iglesia es ante los ojos de Dios como debe de serlo ante los nuestros.
Toda una lista de nombres para la iglesia aparece en Hebreos 12:22-24. En este pasaje la iglesia es llamada monte de Sion, ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos. La iglesia es también llamada la nación santa del Nuevo Testamento (1 Pedro 2:9).
De todo esto aprendemos que Israel y la iglesia son una al final. Israel es la iglesia del Antiguo Testamento y la iglesia es el Israel del Nuevo Testamento. Los nombres utilizados para describir la ciudad capital de Israel, la cual Dios eligió como propiedad Suya y donde estableció su morada en el templo (Salmo 68:16; Salmo 132:13, 14) son los nombres también utilizados en el Nuevo Testamento para la iglesia. Esto es cierto en Apocalipsis 21 en donde un ángel le mostró a Juan la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén, y la llamó la novia, la esposa del Cordero (Apocalipsis 21:9, 10; comparar con Efesios 5:32).
Hay un tipo de testimonio acumulado aquí. Que la iglesia es la vid (comparar Juan 15:1-6 y Salmo 80:8), el templo y la casa de Dios (Efesios 2:20-22; 1 Timoteo 3:15), el monte de Sion, Jerusalén, y la ciudad del Dios vivo, no debe dejar ninguna duda de que la iglesia de el Nuevo Testamento es todo lo que Israel era en el Antiguo Testamento.
Sin embargo antes de que hablemos más de esto, queremos señalar el significado de estos nombres dados anteriormente. La iglesia cuando se describe como una ciudad, nación o reino nos da indicar que se trata de una comunidad espiritual con su Rey, su ley, sus costumbres, y su lenguaje que es enteramente suyo. Los miembros de la iglesia son los ciudadanos de un reino con todos los derechos y privilegios que tiene los ciudadanos. En ese reino los ciudadanos están bien protegidos de sus enemigos y bien gobernados por el Rey de reyes.
La iglesia fue y ha sido sin embargo un reino, nación y ciudad espiritual. Sus paredes son de salvación, y sus puertas de alabanza (Isaías 60:18). Sus “llaves del reino” son la predicación del evangelio y el ejercicio de la disciplina cristiana (Mateo 16:19; Mateo 18:15-20), y sus cimientos son la enseñanza apostólica y profética: nada menos que la misma Palabra de Dios (Efesios 2:20-22; Apocalipsis 21:14).
Que la iglesia se describa además como las fortificadas montañas de Sion sirve para mostrarnos que bajo el gobierno del Rey la iglesia es invenciblemente fuerte (Salmo 48:12-14) .¿Cómo podría ser de otra manera con tales paredes, puertas, llaves y fundación? No es extraño que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18).
Sin embargo, esto es visto solo por la fe. Ante los ojos del mundo la iglesia es un pequeño y despreciado remanente, un pequeño rebaño de ovejas (Lucas 12:32), una casita de campo en un viñedo y una ciudad asolada (Isaías 1:8). Sólo por la fe es evidente que la iglesia es “apuesta como Jerusalén, imponente como ejército con estandartes” (Cantares 6:4, 10).
Dejemos pues, por la fe, andar en Sion, hablar de sus torres, señalar notoriamente sus baluartes y considerar sus palacios. Será siempre evidente que Dios es su Dios por la eternidad (Salmo 48:12-14).
Tomado de Doctrine According to Godliness por Ronald Hanko, pp. 220-221. Título en inglés: Other Names for the Church.