Ronald Hanko
En su providencia Dios provee por todos sus criaturas (Hechos 17:25). Esto significa que Dios da muchas dádivas buenas a los impios, incluso no solo la lluvia y el sol, la comida y la casa, vida y aliento, sino también un mente racional, una voluntad, y un espíritu.
Muchos concluden de esto que Dios ama a los impios y es misericordioso para con ellos. Estas cosas, dicen, son la “gracia común” de Dios, su gracia para todos, una gracia que no les trae hasta salvación pero que es de todos modos un testigo a ellos del favor y amor de Dios para con ellos. A pesar de esto, una providencia común no es igual a una gracia común, y no se los debe confundir. Tampoco usa la Biblia la palabra gracia para describir estas operaciones comunes de la providencia de Dios.
Esto no quiere negar que las dádivas que Dios da a los impios son buenas dadivas (Santiago 1:17). Pero decir que Dios les da buenas dádivas no implica que les ame o que les muestre gracia. Decir que Dios da buenas dádivas a los impios todavía no dice nada sobre por qué Dios les da tales buenas dádivas. La Biblia enseña que Él tiene otros motivos que amor o misericordia para darles buenas dádivas a los impios. Él les da estas buenas dádivas en su ira, como laza para ellos (Salmo 11:5, Prov. 14:35, Rom. 11:9), para maldición (Prov. 3:33), y para su destrucción (Salmo 92:7). Por estas dádivas los pone en lugares resbaladizos y los arroja a la destrucción (Salmo 73:18 en contexto de versículos 3-7). Esto se ve claramente en como los impios usan estas dádivas para pecar contra Dios y para hacerse dignos de condenación.
Esto es tan cierto que somos mandados en las Escrituras a imitar a Dios en nuestras interacciones con nuestros enemigos – a hacer bien a ellos entendiendo que si no se arrepientan y crean entonces nuestras buenas obras serán usadas para su destrucción y condenación (Rom 12:20-21).
No nos debe sorprender que una dádiva que en sí es buena puede ser dada por tales razones. Si un padre diera a su hijo infante un cochillo bien afilado (una cosa indespensible en su cocina) ciertamente preguntaríamos si diera tal “buena dádiva” en amor y piedad. El hijo ciertamente lo abusaría para su propia destrucción como también hacen los impios con toda buena dádiva que Dios les da.
Lo más peligroso de la doctrina de la gracia común es que destruye nuestro comodo en Dios. Si lluvia y sol y salud y vida son gracia en sí, entonces ¿que hemos de concluir cuando Dios envia lo opuesto; cuando envia enfermidad o pobreza o sequía o muerte? ¿Son esos su maldición? ¿Nos los envia porque nos odia? Si la gracia esté dentro de estas “buenas cosas”, ¿acaso no tenemos gracia cuando Dios no nos da estas buenas cosas? Hemos de concluir que todo lo que nos envia, o sea buena salud o enfermedad, o sea pobreza o prosperidad, o sea vida o muerte, nos envia todo en amor y misericordia para nuestro bien (Rom. 8:28), pero todo lo que envia a los impios, aunque sea “bueno” en sí mismo, es de todas maneras para su condenación. ¿En qué otra manera tendremos consuelo en todos nuestros dolores y aflicciones?
– Por Ronald Hanko, tomado de Doctrine according to Godliness
– Traducido por Brent DeJong
– Título en inglés: Providence and “Common Grace”