Rev. Angus Stewart
Aparte de los 150 Salmos, Jeremías es el libro más largo de las Escrituras. Sí, Isaías tiene 66 capítulos y Jeremías sólo 52, pero estos últimos contienen más versículos y palabras. En el segundo libro más largo de la Biblia, ésta es la predicción más gloriosa y la mayor profecía mesiánica: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual prosperará y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá e Israel habitará confiado; y éste será su nombre con el que lo llamarán: Jehová, justicia nuestra.”
Hay tres características prominentes de Aquel profetizado en este texto. En primer lugar, está su descendencia genealógica. Es descendiente de David: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo” (5). Entre los antepasados de David se encuentran Isaí, Booz, Judá, Jacob, Isaac, Abraham, Sem, Noé, Set y Adán. El “Renuevo” predicho por Jeremías será descendiente de David.
Segundo, se nos dice Su oficio. El “Renuevo” será un rey. No todos los descendientes de David fueron monarcas. En el Antiguo Testamento solo veinte lo fueron. Pero Aquel de quien se habla en nuestro texto será un rey: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey” (5).
Tercero, además de Su descendencia y oficio, Jeremías nos informa del carácter del que vendrá. El “Renuevo” será justo. No todos los reyes del linaje de David fueron justos. La mayoría de ellos no lo fueron, como los tres últimos mencionados en Jeremías 22: Joacaz (Salum), Joacim y Joaquín (Conías).
La justicia del rey davídico profetizado se menciona tres veces en nuestro texto: Es “renuevo justo” que “hará … justicia [es decir, rectitud]” y que se llama “JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA” (23:5-6). Las otras dos descripciones de Su piedad están al servicio de Su justicia: Él “prosperará” o actuará con sabiduría (5) y “hará juicio” o justicia (5).
Nobleza es una palabra que resume lo que hemos visto hasta ahora sobre el Salvador predicho. El “Renuevo” es noble de nacimiento, de oficio y de piedad. Nuestro texto es una profecía del justo rey davídico.
Ahora observemos un par de puntos sobre la forma en que se presenta el “Renuevo” en nuestro texto. En primer lugar, el pasaje comienza con la palabra “He aquí” (5). Este es el orden de las palabras tanto en hebreo como en inglés [también en el caso del español]. “He aquí”, es decir, prestad atención a esta Palabra de Dios tan significativa sobre el “Renuevo”: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual prosperará” (5).
En segundo lugar, las siguientes palabras hablan del tiempo de Su venida. Desde la perspectiva de Jeremías, cuando escribió estas palabras por inspiración divina, no se refería a una figura en el pasado o en el presente, sino en el futuro: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual prosperará y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá e Israel habitará confiado; y éste será su nombre con el que lo llamarán: Jehová, justicia nuestra” (5-6).
En resumen, las palabras introductorias de nuestro texto indican que este rey justo, davídico, es altamente significativo (“¡He aquí,” esta gran figura!) y que viene en un tiempo que es futuro para Jeremías (“He aquí, vienen días”). Claramente, estamos tratando con una profecía predictiva muy importante concerniente al “Renuevo.”
Entonces, ¿qué hay de la identidad de Aquel predicho en Jeremías 23:5-6? ¿Es Josías? Josías fue un rey justo y davídico. Pero Josías no pertenecía al futuro de Jeremías, ni siquiera a su presente, sino a su pasado (22:10-11).
¿Y los reyes davídicos que vinieron después de Josías? Joacaz (Salum), Joacim y Joaquín (Conías), los otros tres monarcas mencionados en Jeremías 22? ¿Y qué decir de Sedequías, que los sucedió? Ninguno de estos cuatro fue justo; todos fueron malvados.
Josías fue el último rey piadoso de Judá y Sedequías fue el último rey de Judá. Han pasado unos 2.600 años desde la profecía de Jeremías. Dios ha confundido a los judíos incrédulos. Muchos de sus principales teólogos incluso reconocen que Jeremías 23:5-6 es una profecía mesiánica. En su comentario sobre estos versículos, John Gill menciona a nueve autoridades judías que sostienen este punto de vista. Pero ¿alguien sabe siquiera quiénes son hoy los descendientes físicos del rey David?
Las palabras burlonas de Poncio Pilato sobre la cruz de nuestro Salvador son literalmente ciertas: “JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS” (Juan 19:19). Nuestro Señor Jesús es el Rey de los judíos, de los judíos reales, verdaderos y espirituales (Rom. 2:28-29).
Cristo reina sabia, justa y rectamente a la diestra de Dios en el cielo, mientras ejecuta el decreto eterno de Jehová (Jer. 23:5). Jesús es el hijo de David (Mt. 1:1), que se sienta en el trono de David con gloria (Hch. 2:30). En estos días del Nuevo Testamento, disfrutamos de la plena salvación mesiánica solo por la fe y “habitamos confiados” con Él en comunión de pacto por medio del Espíritu Santo (Jer. 23:6).
Aquí se pueden decir muchas cosas como aplicación, pero nos centraremos solo en tres. En primer lugar, observamos el cumplimiento de la profecía. Jeremías predijo la venida de un rey justo, davídico; ¡600 años después Él vino como lo había prometido (Gálatas 4:4-5)!
En segundo lugar, vemos aquí la prominencia de Cristo en el Antiguo Testamento. El Mesías ocupa un lugar central en Jeremías, el segundo libro más largo de la Biblia, lleno de juicios. Sin embargo, incluso aquí, en medio del pecado del hombre y de la ira de Dios, ¡el “Renuevo” venidero se presenta como la única esperanza!
En tercer lugar, en todo esto contemplamos la gloria del Dios Trino, pues, en esta predicción de Cristo y en su cumplimiento, Jehová proclama que es todopoderoso, infinitamente sabio y absolutamente fiel al llevar esto a cabo. ¡Creamos, disfrutemos de la rica salvación de Dios y alabémosle en Jesucristo!
