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Elección Incondicional I / Unconditional Election (I)

 

Rev. Cory Griess

Cristiano, ¿quién decidió finalmente salvarte? ¿En última instancia, tu salvación depende de ti o Dios tomó una decisión que se encuentra detrás de la tuya e incluso explica tu decisión, tu creencia en el pasado, tu creencia en el presente y asegura que creerás todavía en el futuro?

La última vez, en nuestro programa, consideramos Isaías 48, donde Dios le enseña a Israel que su salvación no dependía de sí mismo, sino que dependía total y completamente de Dios. Ahora comenzamos un estudio más detallado, de la enseñanza de la Biblia acerca de la salvación, con lo que comúnmente se llaman “los Cinco puntos del calvinismo”. Hoy y la próxima vez estudiaremos la “Elección incondicional”, que trata sobre esa pregunta que hice al principio: ¿Quién decidió finalmente salvarte?

La Biblia enseña que la decisión final de salvarnos a mi y a ti, hijo de Dios, es Dios, y que Él tomó esa decisión antes de crear cualquier cosa. Esta verdad se llama “elección incondicional”. Los Cánones de Dordt dan esta definición de elección incondicional:

Esta elección es un propósito inmutable de Dios por el cual Él, antes de la fundación del mundo, de entre todo el género humano caído por su propia culpa, de su primitivo estado de rectitud, en el pecado y la perdición, predestinó en Cristo para salvación, por pura gracia y según el beneplácito de Su voluntad, a cierto número de personas, no siendo mejores o más dignas que las demás, sino hallándose en igual miseria que las otras, y puso a Cristo, también desde la eternidad, por Mediador y Cabeza de todos los predestinados, y por fundamento de la salvación.

Esta verdad se enseña en toda la Sagrada Escritura, Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Y, como cabría esperar con una verdad que se enseña en toda la Biblia, el Señor Jesús, en su ministerio terrenal, también la enseñó. En Juan 6:37-40, leemos de Jesús enseñando esto:

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.‬‬

De nuevo, en Juan 10:26-28, el Señor enseña:

Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

‬‬‬‬‬‬‬‬Observemos siete cosas sobre esta doctrina que encontramos en esos pasajes de las propias enseñanzas de Jesús, cuando estuvo en la tierra, sobre la elección incondicional.

Primero notemos, de estas enseñanzas del Señor, que la elección es una decisión sobre la salvación que Dios hizo en la eternidad pasada. Esto es notorio, especialmente en Juan 6, donde Jesús dice que la razón por la que vino a la tierra fue para hacer la voluntad de su Padre (v. 38), y luego dice que la voluntad de su Padre es asegurar la redención de aquellos en quienes el Padre ya le había, en el pasado, entregado a Él. “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Dios tomó esta decisión sobre la salvación de las personas antes de que cualquiera de estos elegidos tuviese salvación. La elección de Dios fue primero, su salvación fue segunda. En Juan 10:28, Jesús dice que les da vida eterna. Y a los “ellos” los explica, en el siguiente verso, como aquellos que Dios le había dado previamente.

El apóstol Pablo, que obtuvo su teología del Señor, esto se hace más explícito cuando dice en Efesios 1:4 que fuimos elegidos en Él antes de la fundación del mundo. Antes de que Dios creara cualquier cosa, Él tomó una decisión sobre la salvación de las personas.

Segundo, note que Jesús enseña en estos versículos que cuando Dios hizo esta elección en el pasado, antes de que Él creara cualquier cosa, la elección consistió en darle esta gente a Él, al Señor Jesucristo. La importancia de esa frase que Jesús sigue repitiendo en los versículos que leemos (“los que el Padre me ha dado”; “los que el Padre me dio”) no es solo que esté en tiempo pasado (los dio a Mi en el pasado), pero ahora pone énfasis en esa última palabra: en el pasado Él me los dio. “Mi Padre que me las dio” (Juan 10:29). “Todo lo que el Padre me da” (Juan 6:37). “… todo lo que me diere” (Juan 6:39).

Cuando Dios hizo esa elección soberana de ciertas personas para ser su pueblo en el pasado, tomó la decisión de que esas personas fueran entregadas a Jesús. Es decir, que serían entregados a Jesús para que Él fuese responsable de ellos. Cuando te vas de vacaciones, quizás le des tu mascota a tus padres por el tiempo que estés fuera. Se la das a tus padres para que sean responsables de ella, para que ellos se encarguen. Estos, sacados de la raza común de la humanidad caída, serían entregados por el Padre a Jesús para que él se responsabilice por ellos, para que represente, para que redima, para que se asegure de ellos. Estos serían aquellos por quienes Cristo moriría en la cruz y por quienes resucitaría al tercer día.

Tercero, note que el propósito de esta elección, el dar estos a Jesús en la eternidad pasada, es que si Jesús los representaba, ellos tendrían positivamente vida eterna. En Juan 10:29 leemos que el Padre le dio esto a Jesús. En el versículo 28, Jesús dice: “Y yo les doy [a estos que el Padre me ha dado] vida eterna”. Son elegidos para tener vida eterna. Ese es el propósito de Dios al dárselos a Jesús. Eso es de lo que Jesús, en última instancia, es responsable: darles vida eterna. Comenzando en esta vida, y que llegando a la plenitud en los cielos nuevos y la tierra nueva algún día, finalmente se les da salvación en el cielo.

Cuarto. Observe, de estos versículos que hemos leído, que el mismo Señor Jesús, en su ministerio terrenal, enseña que esta elección, esta elección de Dios, es tanto de los individuos como del cuerpo de Cristo en su conjunto. En Juan 6:37, Jesús habla de “todo lo que el Padre me da”, enseñando que hay un todo, hay un cuerpo, un todo, uno que Dios le dio a su Hijo, la iglesia universal descrita en otros lugares como el cuerpo y la novia del Señor Jesucristo. Tenga en cuenta que el Señor también enseña que ese cuerpo está formado por personas individuales. Como Jesús dice en el mismo versículo, “… al [de ese número] que a mí viene, no le echo fuera”. Hay un “todo” y hay un “él”. Hay un todo y hay un individuo, y muchos individuos que conforman ese todo.

La novia de Jesucristo es un entero perfecto. Dios le ha dado a Cristo una iglesia, una iglesia de la cual ninguno de los que la conforman puede perderse. Y la iglesia es importante no solo para sus miembros individuales, sino también para los todos sus individuos en su conjunto. No solo eligió una oreja, sino que eligió una oreja como parte del cuerpo. Y nuestro significado completo se conocerá cuando nuestro lugar en ese todo se revele en la eternidad. Nuestro lugar, como un individuo, amado, preservado, determinado, intrincadamente creado y redimido, es la historia de la vida tal como encaja en su gran historia, en este todo.

Quinto. Note que el Señor enseña que el resultado de esta elección soberana de Dios en la eternidad pasada, es que estos elegidos en su vida, conscientemente, vendrán a Cristo en arrepentimiento y fe. En otras palabras, la elección de Dios en la eternidad afecta la vida espiritual en el tiempo. Juan 6:37: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí”. Juan 10:27: “Mis ovejas oyen mi voz”. ¿Por qué? Porque, versículo 29, “Mi Padre… me las dio [a mí]”. Él me las dio, y por lo tanto, con el tiempo, en su vida, escucharán Mi voz.

Venir a Cristo, escuchar su voz, como el mismo Señor nos dice en Juan 10:26, es creer en Él. ¿Cómo explicamos que, cuando se proclama el evangelio, algunas personas responden con humildad, con un sentido de su propio pecado y una necesidad de perdón en Jesucristo? ¿Cómo explicamos el hecho de que algunos se vuelven conscientes, bajo esa predicación de la Palabra de Dios, de que se está hablando de ellos, y escuchan a Cristo llamándolos en su corazón, mente y alma, y ​​esto los atrae a Jesucristo? ¿Cómo explicamos que quieran conocer a este Cristo y crecer en Él y estudiar Su Palabra y amarlo, servirlo, y ser discípulos de Él? La única explicación para eso, dice el Señor, es que el Padre me los ha dado. Entonces, ahora, con el tiempo, ellos vienen a Mí. Ya son míos. Y ahora escuchan Mi voz, la voz de su Buen Pastor, en la predicación de la Palabra y el testimonio de la iglesia.

La doctrina de la elección no significa que las personas no vengan a Cristo en el tiempo o que no tengan que venir a Cristo en el tiempo. Significa, más bien, que la explicación final de por qué algunos lo hacen es que Dios ha decidido, en la eternidad pasada, que lo harían. La decisión de Dios está detrás de la de ellos y es la explicación de la suya. Es la explicación definitiva de por qué tú has venido a Cristo, por qué has escuchado su voz y continúas escuchándola a diario. Si eres un hijo de Dios, la explicación no se encuentra en ti. Para mí, como hijo de Dios, la explicación no se encuentra en mí, en algo acerca de ti o de mí, en que lo hayamos hecho mejor que otra persona, o que naturalmente teníamos algo, como parte de nosotros, que era mejor que lo de alguien más, o por una decisión que tomamos que fue mejor que la de otra persona. No, fue porque Dios decidió darnos a Cristo desde toda la eternidad. Y ahora te da a Cristo en el tiempo al darte fe como una de sus ovejas. Toda la salvación fluye de este decreto de elección en el pasado.

Entonces, por supuesto, la predicación y el testimonio de la iglesia deben ir hacia todas las personas. No sabemos quiénes son los elegidos. Y la predicación y el testimonio de la iglesia en este día es: aquí está quién es Cristo y aquí está quién es usted, y usted debe arrepentirse y creer. Y cualquiera que lo haga, lo hará solo porque, desde toda la eternidad, Dios había determinado que lo haría.

Sexto. Tenga en cuenta que lo contrario también es cierto. La razón principal por la que muchos no vienen a Cristo es que Dios no los eligió para el cielo, sino que los pasó por alto, los dejó en su estado y determinó así que terminasen en destrucción. Jesús también enseña la otra cara de la moneda. En Juan 10:26: “Pero vosotros no creéis”, dice de los fariseos incrédulos. Tu pecado es que no crees. Aquí está la explicación definitiva de por qué no crees. Aquí está la explicación final de por qué permaneces en tus pecados: “porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”.

Finalmente, note la séptima cosa que Jesús enseña acerca de la elección. La elección que Dios hace es incondicional. Cada vez que alguien elige, hay una razón, una base para dicha elección. Tiene que haber una razón, también, por la cual Dios ha elegido, que a ciertos individuos que irán al cielo, se les daría la fe. Fue Arminio quien enseñó, en el momento del Sínodo de Dordt, que la razón por la que Dios eligió a algunos para ir al cielo se encontraba en esas personas. Arminio dijo: Bueno, Dios debe haber mirado hacia adelante, a través del pasillo del tiempo, y vio qué personas, por su propia voluntad, se separarían de las otras personas en la tierra y se mostrarían como mejores, por su propia voluntad de venir a Cristo. Y, viendo qué personas eran mejores que las otras, decidió elegirlas. Esos serían los que serían su pueblo. Para que la elección de Dios no sea la fuente del venir del hombre a Cristo. El venir del hombre a Cristo por su cuenta, aparte de cualquier cosa en Dios, se convierte en la fuente de la elección de Dios. Su elección, entonces, es condicional. Depende de lo que el hombre decida, de modo que, al final, el hombre tiene el control, el hombre es el factor decisivo, y Dios simplemente está reaccionando a lo que un hombre hace.

Pero nota que Jesús no dice en Juan 10:26 algo como esto: “Debido a que ustedes, hombres, no creen, es por eso que no son de Mis ovejas”. Pero, más bien Él dice: “Ustedes no creen porque no son de Mis ovejas”. Y nota que Jesús no dice: “Todo lo que viene a Mí, el Padre decidirá dármelo”. Pero Él dice: “Todos aquellos que el Padre me ha dado, ellos vendrán a mí como resultado de eso. Su venir a Mí depende del hecho de que el Padre me los ha dado, de que los ha elegido a ellos”. La elección de Dios es primero y la fe del hombre es el resultado. Su elección es la fuente de la fe de ellos. La elección de Dios es incondicional. No está condicionada a algo que Dios previó que sus criaturas harían. Es una decisión libre. La voluntad de Dios no está atada a lo que el hombre decida. La voluntad de Dios es libre; no depende de algo que el hombre sea o haga.

La razón entonces, ¿cuál es la razón por la que Dios hizo su elección? No es nada fuera de Dios mismo. Jesús explica además en Mateo 11:25 y 26, y el apóstol Pablo en Efesios 1:4, que la razón y el fundamento de su elección es simplemente su beneplácito. Las razones están encerradas en él. Es lo que Él decidió que era agradable hacer.

Es por eso que la parte de la elección de TULIP es una “U” y no una “E”. Es por eso que no es un TELIP, sino un TULIP. Es “U”, elección incondicional1, no solo elección. Los Cánones de Dordt en el Capítulo I, Artículo 10 están en lo correcto cuando dicen que la verdad bíblica, que no puede verse comprometida, es esta, que “La causa de esta misericordiosa elección es únicamente la complacencia de Dios”.

Todo lo que Dios quiere que tú y yo sepamos es que no fue por ninguna diferencia moral en ti o en mí, ni por ninguna decisión que tu o yo pudiésemos haber tomado, que nos separase de todos los demás, y que no merezco su favor más de lo que cualquier otra persona lo merece. Pero después de haberlo recibido como resultado de su decisión libre y de gracia, puedo saber que nunca estaré sin esta.

Las familias tienen cosas que saben sobre su familia que no todos saben. A veces, hay secretos familiares que el padre le cuenta a los niños sobre la familia, sobre cómo surgió la familia, sobre lo que es la familia, secretos que explican las cosas sobre la familia. Esta verdad de la elección incondicional es un secreto familiar. Es algo que la familia de Dios sabe acerca de sí misma, algo que explica cómo surgió la familia, qué es la familia. Es un secreto familiar. Entonces, Dios reúne a sus hijos alrededor de sí mismo y en su Palabra les explica: “Ahora, aquí está el porqué eres parte de la familia y aquí está el porqué tienes fe cuando los demás no la tienen, aunque e ti mismo no eres diferente de nadie más”. La familia no debería avergonzarse por los secretos familiares que Dios les cuenta. Ni actuar como si Él no nos los hubiera revelado por gracia, ni actuar como si no hubiera una razón importante por la cual el Padre decidió decirnos esto.

¿Por qué Dios nos revela esto? ¿Por qué determina Él hacernos saber esto? Hay una serie de respuestas a eso, y daré al menos dos más la próxima vez, pero hoy, terminemos viendo solo una. Él revela esto a la familia para que sus hijos sepan que su lugar en la familia es seguro, y para que puedan vivir su vida con la seguridad de su lugar en la familia y no con miedo. Él les ha dicho que tengan esta seguridad que Dios, como el Padre de su familia, desea que tengan Sus hijos e hijas. Si nuestro padre nos hubiese dicho: “Aquí hay un secreto familiar, hijos míos. Su lugar en esta familia ha sido, y sigue siendo algo que, en última instancia, depende de ustedes y algún día podrían despertarse y no querer estar en esta familia y salir de ella. Y caerían de ella. Y serían destruidos por ello”. Entonces, ¿qué me motivaría cuando me levante por la mañana? Miedo, miedo total me motivaría. Porque si la salvación depende de mí, ¿qué pasa si me despierto dentro de un año y ya no puedo producir esa fe en mí? Pues su origen está en mí, no es un regalo de Dios para mí. Tiene que salir de mí.

Eso es precisamente lo que los arminianos del tiempo del Sínodo de Dordt dijeron que sucede muchas veces. Más adelante, un hijo de Dios puede caer, cuando ya no tenga fe desde dentro de sí mismo. Pero toda tu fe proviene de saber que tu salvación es tan inmutable como el decreto eterno de Jehová Dios, que tu fe estará allí dentro de un año porque está arraigada en Él y no en ti, que cuando me despierte y viva mi vida, la viviré con alegría, paz, seguridad y gratitud por la salvación segura que aún será mía.

Esto es lo que el Señor Jesús quería que sus discípulos ganasen de la elección. Y tú y yo también. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. ¿Qué te sostendrá en los próximos días? ¿Qué te dará seguridad, esperanza y confianza absoluta? Que no fui yo, en última instancia, pero fue Él quien decidió salvarme. Por lo tanto, nada puede separarme del amor de mi Cristo. Que ese sea tu consuelo, y el mío, de esta gran verdad que nuestro Padre quiere que sus hijos sepan. Que nos dé alegría, paz y que sirvamos a Dios, por gratitud, por esa seguridad.

Oremos.

Padre celestial, estamos agradecidos por la seguridad de que nuestra salvación no depende de nosotros, sino que está arraigada en Tu decreto soberano de toda la eternidad pasada. Nada puede cambiarlo. Ni el hecho de que somos tuyos y lo seremos mañana y al día siguiente también. Y vivimos enamorados de Ti con la alegría y la paz que eso nos da. En el nombre de Jesús, amén.

1 Nota del traductor: La “U” del TULIP viene de “unconditional election” que se traduce al español como “elección incondicional”.

Para más información en Español, por favor haz clic aquí.

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