Agustín: “No debéis tener esposas cuyos ex maridos estén vivos; ni vosotras, mujeres, podéis tener maridos cuyas ex esposas estén vivan. Tales matrimonios son adúlteros, no por la ley de los tribunales, sino por la ley del Cielo. Tampoco puede una mujer que por divorcio se ha separado de su marido convertirse en su esposa mientras su marido vive. Sólo a causa de la fornicación puede uno despedir a una esposa adúltera; pero durante su vida no puedes casarte con otra. Ni a vosotras, oh mujeres, os es concedido encontrar maridos en aquellos hombres cuyas esposas los han abandonado por divorcio: Tales son adulterios, no matrimonios.”