Por Ronald Hanko [1]
La Escritura muestra claramente que el pacto que Dios hizo con Abraham es el mismo pacto con Israel. Cuando Dios hizo Su pacto con Abraham Él lo hizo también con su descendencia (Génesis 17:7), y cuando Dios estableció Su pacto con Israel dejó en claro que Él sólo estaba manteniendo el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob (Éxodo 3:15-16).
Esto es muy importante ya que significa que lo que era verdad para con Abraham en el pacto también era verdad para Israel. Y ya que todos los que creen son la verdadera descendencia como los hijos verdaderos de Abraham, lo que era verdad para Abraham es también verdad para nosotros (Galatas 4:28).
Hay varias características notables sobre el pacto hecho con Abraham. La primera y más importante es que este pacto con Abraham y por lo tanto también con Israel, fue en gran medida un pacto de gracia. La gran la revelación del pacto en Génesis capítulo 15 muestra esta verdad.
Para entender Génesis capítulo 15, hay que saber y tener en cuenta que en esos días un pacto de hombres era sellado no mediante la elaboración de un contrato o convenio con sus sanciones legales, sino en el hecho de que quienes estaban haciendo dicho pacto se veían obligados a caminar juntos entre las piezas o pedazos cortados a la mitad de uno o varios animales. Jeremías 34:18 describe esta ceremonia solemne que era utilizada no sólo para asuntos importantes sino también como una advertencia muy seria para quienes violasen dicho pacto, pues quienes lo hacían merecían ser cortados y sus cuerpos ser echados fuera de la misma forma para alimento de las bestias y las aves de rapiña. Dios amenazó a Israel con esto mismo cuando ellos quebraron un pacto que habían hecho entre sí (Jeremías 34:19-20).
Ya que un pacto de hombres es entre partes iguales, es también un acuerdo mutuo entre ellos —un pacto bilateral o de dos partes involucradas— y de este modo todos quienes estaban involucrados en el pacto tenían que caminar juntos entre las piezas de los animales para sellar así el pacto. El pacto de Dios es diferente, porque Dios y el hombre nunca actúan como partes iguales en el pacto. La alianza entre Dios y Abraham según Génesis capítulo 15 era en gran medida un pacto (Unilateral) de un solo lado hecho y establecido por Dios solamente. Cuando Dios hizo el pacto con Abraham, Dios caminó entre las piezas de los animales mientras Abraham estaba durmiendo profundamente. Abraham no tuvo nada que ver con la realización de ese pacto. En ningún sentido dependía de él la realización de dicho pacto. Fue realmente un pacto de gracia.
Dios al pasar entre las piezas de los animales Él declaró simbólicamente que sólo Él sufriría las consecuencias de cualquier transgresión del pacto, tal como lo hizo en la muerte de Su Hijo (Isaías 53:8; Gálatas 3:13). Por nuestros pecados en el pacto, Dios, en Cristo; sufrió la penalidad al ser echado fuera y ser cortado en pedazos. Cristo expresó esto cuando clamó en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Así el pacto de la gracia revelado a Abraham se cumplió en Cristo.