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CR News – Julio 2024 • Volumen XX, Número 3

       

La cabalgata nocturna secreta de Nehemías

Los detalles de la cabalgata nocturna de Nehemías alrededor de los muros perimetrales de Jerusalén en Nehemías 2, deben entenderse a la luz del apropiado y buen deseo del gobernador por mantener el secreto.

¿Qué hizo Nehemías en Jerusalén durante los primeros “tres días” después de su llegada (11)? Sin duda, descansó después de su largo viaje desde el Este, se instaló en su nuevo lugar de residencia y se familiarizó con la ciudad y su gente. También esperaba que, con el paso del tiempo, todos dejaran de observarlo tan de cerca.

En el versículo 12, Nehemías escribe: “y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén”. La gente sabía que había sido nombrado gobernador de Judá, pero no sabían que su tarea especial era reconstruir los muros defensivos de la ciudad. Nehemías entendió que aún no era el momento de hablarles a ellos de esto.

También con el fin de mantenerlo en secreto, Nehemías solo llevó consigo a “unos pocos hombres con él” en su cabalgata nocturna (12), solo lo suficiente para su protección. Ninguno de los colaboradores del gobernador montaba en un animal (potencialmente bullicioso) (12). Algunos sugieren que el animal de Nehemías era un asno en lugar de
un caballo, considerando que el primero es más fácil de mantenerlo en silencio.

Probablemente, Nehemías se estaba quedando cerca de la puerta del valle, donde comenzó y terminó su cabalgata nocturna (13, 15). De esa manera, no tendría que arriesgarse a ser detectado al llevar a su animal y a su grupo a través de una gran parte de la ciudad antes y después de su recorrido nocturno.

Los esfuerzos del gobernador por mantener el secreto tuvieron éxito. Su cabalgata nocturna no fue detectada. No hubo delatores en su pequeño grupo.

Incluso después de su cabalgata nocturna, Nehemías no le dijo inmediatamente a la gente lo que había estado haciendo y cuáles eran sus planes: “Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra”. (16). Aprovechó este tiempo para reflexionar más sobre lo que había visto respecto a los muros y para planificar la siguiente etapa de su programa.

Hay un secreto maligno y vergonzoso con actos impíos que se cometen deliberadamente durante la noche, como el robo y el adulterio (Job 24:14-17). Nehemías 2, habla de un secreto lícito y sabio, no de un secreto pecaminoso, como es el caso de la hipocresía o un “encubrimiento” corrupto.

¿Hay algo que los cristianos podamos aprender de esto? Nuestra palabra “secreto” en español quizás tiene demasiadas connotaciones negativas, por lo que probablemente sea mejor pensar en (una apropiada) “confidencialidad” o “discreción” (Prv. 1:4; 2:11; 3:21; 5:2).

He aquí algunos puntos generales. Los creyentes, y especialmente los que ocupan cargos en la iglesia, necesitan preservar la (adecuada) confidencialidad y no violar la confianza a través de la garrulidad o la indiscreción. Hay ciertas cosas que particularmente deben mantenerse alejadas de los enemigos de Cristo (e.g., Jos. 2:1; Jue. 16:16-21). A veces,
hay cosas buenas que hacemos que no deben ser proclamadas en voz alta, incluyendo la donación caritativa, la oración y el ayuno (Mt. 6:1-18). En algunos casos, cuando los líderes de la iglesia están investigando asuntos con el fin de formular una respuesta bíblica y piadosa, la confidencialidad, mientras tanto, debe ser preservada, ¡tal como fue el
caso de la cabalgata nocturna secreta de Nehemías! Rev. Stewart


Las Leyes Civiles y Ceremoniales (1)

Nuestra pregunta para esta edición de las Noticias Reformadas se refiere a las leyes civiles y ceremoniales del Antiguo Testamento: “¿Es cierto que el Señor Jesús enseña en Mateo 5:17-19 que todas las leyes de Moisés, incluyendo las leyes ceremoniales y civiles, son obligatorias y deben ser ‘cumplidas’ por los creyentes en la era del Nuevo Testamento?”

Hablando en términos generales, las leyes ceremoniales son aquellas leyes del Antiguo Testamento que tienen que ver con la vida religiosa de Israel: el sacerdocio, los sacrificios, el templo, las fiestas, etc. Las leyes civiles son aquellas que tienen que ver con la vida cotidiana: comida, vestido, enfermedades, matrimonio, trabajo, crimen, castigo y las relaciones de Israel con otras naciones. A estas últimas a veces se les denomina leyes “judiciales”, pero ese término, en la opinión de este autor, es inadecuado, ya que no todas tienen que ver con asuntos judiciales. Sin embargo, los términos judicial y civil se utilizan más o menos indistintamente en la literatura teológica. Los Diez Mandamientos y todas las leyes asociadas con ellos se suelen denominar la ley moral de Dios.

La pregunta es si alguna o todas estas leyes siguen siendo obligatorias para los cristianos del Nuevo Testamento, como algunos creen y como Mateo 5:17-19 pareciera enseñar. Mateo 5:17-19 dice: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos”.

Aquellos que están familiarizados con los Estándares de Westminster y las Tres Formas de Unidad sabrán que ninguno de estos grupos de credos reformados reconoce las leyes civiles y ceremoniales como obligatorias para los creyentes del Nuevo Testamento. En el capítulo 19, “De la Ley de Dios”, la Confesión de Westminster enseña:

3. Además de esta ley, comúnmente llamada ley moral, agradó a Dios dar al pueblo de Israel, como a una iglesia de menor edad, leyes ceremoniales, que contenían varias ordenanzas típicas, en parte de adoración, prefigurando a Cristo, sus gracias, acciones, sufrimientos y beneficios (Heb. 9; 10:1; Gal. 4:1-3; Col. 2:17); y en parte expresando ampliamente diversas instrucciones sobre deberes morales. (1 Cor. 5:7; 2 Cor. 6:17; Jud. 23). Todas estas leyes ceremoniales ahora están abrogadas bajo el Nuevo Testamento (Col. 2:14, 16-17; Dan.9:27; Ef.2:15-16).
4. A los Israelitas, como una entidad política, Dios les dio también diferentes leyes judiciales, las cuales expiraron junto con el Estado de aquel pueblo. Por lo tanto, no obligan ahora a ningún otro pueblo, más de lo que la equidad general de ellas lo requiera. (Ex. 21; 22:1-29; Gen. 49:10; 1 Ped. 2:13-14; Mt. 5:17, 38-39; 1 Cor. 9:8-10).

El artículo 25 de la Confesión Belga se titula “La abolición de la Ley Ceremonial”. No hace distinción entre las leyes civiles y ceremoniales: “Nosotros creemos que las ceremonias y los símbolos de la ley cesaron con la venida de Cristo, y que todas las sombras fueron cumplidas; por lo que su uso tiene que abolirse entre los cristianos; con todo, la verdad y sustancia de ellas permanecen con nosotros en Jesucristo, en quien tienen su cumplimiento. Mientras tanto, seguimos usando los testimonios tomados de la ley y de los profetas para confirmarnos en la doctrina del evangelio y para regular nuestra vida con toda integridad para la gloria de Dios, de acuerdo con su voluntad”. Tanto las tradiciones Reformadas como las Presbiterianas, por lo tanto, ven estas leyes como no obligatorias. La Confesión de Westminster utiliza las palabras “abrogadas” en relación con las leyes ceremoniales y la palabra “expiradas” en relación con las leyes civiles o judiciales. La Confesión Belga usa la palabra “abolidas” y se refiere a estas leyes como “figuras” y “sombras” que han “cesado” y “se han realizado” o cumplido.

No es el tema de este artículo, pero creemos que los cristianos están obligados a obedecer la ley moral de Dios, no como un medio de salvación, sino por gratitud por su salvación en Cristo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Jn. 14:15). Jesús no puede estar diciendo de estas leyes morales: “No he venido para abrogar, sino a ponerles fin” (cf. Mt 5: 17). Entonces él estaría contradiciéndose a sí mismo.

Sin embargo, la palabra “cumplir” no es una buena palabra para describir la obediencia del cristiano a la ley. Mateo 5:17-19 no está hablando de que los cristianos cumplan la ley al obedecerla, sino de Cristo como el Único que cumple toda la ley. Los cristianos no pueden cumplir la ley. Solo Cristo pudo hacerlo, y lo hizo mediante una vida sin pecado de perfecta obediencia y por su muerte sacrificial en la cruz. Sin embargo, cumplir no significa que la ley moral esté abolida y eliminada como muchos enseñan, es decir, que los cristianos sólo obedecen lo que llaman “la ley de Cristo”, pero no los Diez Mandamientos.

La pregunta, sin embargo, sigue siendo si los cristianos también están obligados a obedecer algunas o todas las leyes civiles y ceremoniales. Este tema ha sido importante durante bastante tiempo. Aquellos que se llaman a sí mismos “Teonomistas” o “Reconstruccionistas Cristianos” han estado enseñando que las leyes civiles no solo deben ser obedecidas por los hijos de Dios, sino que también deben convertirse en la base de una sociedad civil cristiana postmilenial. La sociedad debe ser “reconstruida” no sólo sobre la base de la ley moral de Dios, sino también sobre la base de la ley civil del Antiguo Testamento, que sigue siendo obligatoria. Estas leyes deben imponerse incluso a aquellos que no creen en el Hijo de Dios.

En general, creen que cualquier ley que no esté explícitamente abrogada en el Nuevo Testamento sigue vigente para los cristianos. Uno u otro de ellos insistirá en que los hombres deben tener barba, que los cristianos no deben comer cerdo, que una casa con techo plano debe tener un parapeto a su alrededor (Det. 22:8) y, por extensión, una piscina debe estar cercada, y así sucesivamente. Ellos no están de acuerdo entre ellos mismos en cuanto a qué leyes son obligatorias y cómo se aplican a nosotros en el Nuevo Testamento, y la influencia del movimiento ha disminuido. Pero el requisito de la ley civil del Antiguo Testamento para la construcción de una sociedad cristiana y para el dominio cristiano sigue presente.

Esta imposición de las leyes civiles a los cristianos y a los demás como base para una sociedad cristiana reconstruida es un nuevo legalismo en el que insisten estos judaizantes modernos. Es una negación de todo lo que las Escrituras dicen acerca de la salvación solo por gracia. Nosotros seguimos la enseñanza de la Confesión de Westminster y la Confesión Belga, y creemos y enseñamos que las leyes civiles y ceremoniales no son obligatorias para los cristianos del Nuevo Testamento. Como dice la Confesión Belga, tienen su “cumplimiento” en Cristo.

En el caso de las leyes ceremoniales, este cumplimiento significa que Jesús y aquellos que están en Él se han convertido en todo lo que esas leyes requerían. Él es el sumo sacerdote, el templo o tabernáculo, el sacrificio y el altar. Sus oraciones son el incienso; su carne es el velo. Él es el propiciatorio, la vara que floreció, el maná, el cordero pascual, el cordero de la expiación y el chivo expiatorio. Lo demás no eran más que sombras y figuras que desaparecieron en presencia de la realidad: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Col. 2:16-17). Intentar resucitar estas cosas no sólo es preferir la sombra a la realidad, sino que es negar la obra salvadora de Cristo.

Esas leyes ceremoniales fueron dadas, por lo tanto, para apuntar al pueblo de Dios del Antiguo Testamento hacia Jesús. Aferrarse a estas cosas ahora sería hacer lo que hicieron los fariseos, cuando, habiendo rechazado y despreciado al verdadero cordero de la Pascua, fueron a comer corderos cuya sangre no podía salvarlos del ángel de la muerte y cuya carne no era más que carne entre sus dientes. El uso de estas ceremonias “debe ser abolida entre los cristianos” (Confesión Belga 25). Por lo tanto, pocos, fuera de los llamados judíos mesiánicos y del movimiento de las “Raíces hebreas”, abogan por la observancia de las leyes ceremoniales. Ha habido acusaciones de que Rousas J. Rushdoony, el fundador del movimiento de Reconstrucción Cristiana, abogaba por los sacrificios de animales, pero su hijo, Mark, niega que su padre haya enseñado tal cosa. Generalmente, el enfoque de los teonomistas y los reconstruccionistas cristianos ha estado en la ley civil como base para una civilización cristiana. Ese será el tema del próximo artículo, si Dios lo permite.

Sin embargo, hay una cosa más. El hecho de que los judíos se aferraran a cosas que eran sólo sombras, es un recordatorio para nosotros de lo fácil que es aferrarse a las observancias, rituales y cosas terrenales, y así pasar por alto la necesidad de creer en Cristo mismo. Siempre debemos recordar Hebreos 10:1: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan”. En cambio, debemos “ver a Jesús, quien fue hecho un poco menor que los ángeles, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos”. (2:9). Rev. Ron Hanko


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