En una carta a su hermano Charles en Junio de 1766, el evangelista arminiano John Wesley, mientras tenía sesenta y tres años, confesó que él no amaba y nunca había amado a Dios, ni había creído ni tampoco había tenido evidencia de la adopción divina ni tampoco de cosas invisibles o eternales. Léelo por ti mismo:
“En una de mis últimas [cartas] yo estaba diciendo que no siento la ira de Dios sobre mi, ni siquiera creo alguna vez halla estado sobre mi. Es más (este es el misterio), no amo a Dios. Nunca lo hice. Es por eso que nunca creí, en el sentido cristiano de la palabra. ¡Entonces solo soy un honesto inconverso… que ha sido tan usado por Dios! Estando inmerso en esto, no puedo moverme a ningún lado. Seguramente nunca hubo un instante así antes desde la fundación del mundo. Si alguna vez hubiera tenido esa fe, esto no sería tan extraño. Pero nunca había tenido más evidencia del mundo eterno o invisible de la que tengo ahora; y eso es ninguna en absoluto, excepto aquel débil resplandor que viene como un rayo desde la razón. Yo no tengo una evidencia directa (no estoy diciendo que sea un hijo de Dios) de alguna cosa invisible o eterna.”
“Es más, trato de no predicar más que lo que yo hago, sino de cosas que conciernen a la fe, el amor, la justificación o la perfección. Sin embargo encuentro un crecimiento más que una disminución en la pasión por el trabajo de Dios y todo lo que a éste concierne. Yo cargo con esto, no se como, pero no puedo quedarme quieto. Quiero que todo el mundo vaya a aquello que yo no conozco.”
Nombre Original: John Wesley on John Wesley
Traducido por: Marcelo Sánchez Ávila