Menu Close

La Locura del placer de los últimos día

Rev. Rodney Kleyn

2 Timoteo 3:1-5
10 Abril 2016 / Numero 3823
Reformed Witness Hour http://reformedwitnesshour.org/broadcast/last-days-pleasure-madness/

Queridos Amigos del Radio,

Hoy vamos a continuar nuestra serie de mensajes de los últimos días y las señales de los últimos días y la venida de Jesucristo. Hacemos esto hoy mirando un pasaje en II Timoteo 3. Si tienen sus Biblias, le pido que la abran conmigo en este pasaje. En el versículo 1, Pablo escribe esto: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.” ¿Qué el quiere decir con los “postreros días”? El (Pablo) no habla aquí exclusivamente de los muy últimos días antes de que Jesús regrese. Tampoco está hablando de los tiempos en que Timoteo estaba viviendo-los últimos días, por ejemplo, del reino de Israel antes de la destrucción de Jerusalén por Nero. Pero los “postreros días” en las Escrituras se refieren a la era entera del Nuevo Testamento, desde el tiempo de Pentecostés hasta el tiempo de la segunda venida de Jesucristo. Esto es muy claro cuando observamos Hechos 2, que describe el día de Pentecostés como parte de los “postreros días”. Pedro, en Hechos 2:17, explicando el fenómeno del derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés , dice esto (y está citando al profeta Joel, así que ésta es la perspectiva del Antiguo Testamento del Nuevo Testamento): “Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. “Los ‘postreros días’ comenzaron en el día de Pentecostés y se extienden hasta el día en que Jesús venga otra vez. Así Pablo habla a Timoteo de los postreros días, y éstos son los mismos postreros días en los que vivimos. La explicación de esto es que Jesús está viniendo siempre, a lo largo de toda la era del Nuevo Testamento; Su venida no se limita al día en que el vendrá finalmente en las nubes del cielo. Él siempre está viniendo.

Esta es la manera en que debemos entender y explicar las señales de la venida de Jesucristo como Él las da en el Nuevo Testamento también. Están siempre presentes, pero se vuelven más frecuentes y aparentes cuanto más nos acercamos al día en que Jesucristo volverá. Hay un día en que el reloj del tiempo se acabara. Nos estamos acercando cada vez más y más a la última hora.

El texto que consideramos hoy habla de esos últimos días como tiempos peligrosos. “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”. Peligrosos aquí quiere decir severo o difícil de soportar Esto es una certeza con respecto a los últimos días. Serán tiempos peligrosos. Esto es lo que el pueblo de Dios puede esperar. Si vamos más adelante en el capítulo, vemos al apóstol diciendo esto, que todos los que viven piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución; y dice que los hombres inicuos y seductores empeorarán cada vez más, engañando y siendo engañados. Es un error sostener esta falsa esperanza de que las cosas en este mundo van a mejorar mas y mas. No, el pueblo de Dios tiene que ser advertido en los postreros días contra los peligros, especialmente los peligros espirituales que vendrán.

¿Cuál es el peligro de los últimos días que Pablo tiene en mente aquí?“vendrán tiempos peligrosos”. Cuando piensan en eso y en el peligro de los postreros días, ¿qué es lo que les viene a la mente? ¿Cuáles son algunos de los peligros de los últimos días? Tal vez usted piensa en guerras, guerras en las que perdemos nuestra libertad y perdemos nuestros derechos y propiedades. O tal vez pienses en los terremotos y la pérdida de la vida, la pestilencia y la amenaza de muerte, que son algunas de las cosas que Jesús profetiza acerca de los últimos días. Tal vez ustedes piensan en el reino del Anticristo y la incapacidad que el pueblo de Dios tendrá para comprar y vender, y la gran tribulación que vendrá. Pensamos en nuestras familias; pensamos en nuestros hijos; pensamos en la iglesia; pensamos en los cultos de la iglesia; y pensamos en todas las amenazas a estas cosas, estos privilegios que tenemos en los postreros días. Tiempos peligrosos.

Pero aquí es muy sorprendente que cuando Pablo describe el peligro de los últimos días, no habla de ninguna de esas cosas que he mencionado. En su lugar, el gran peligro de los últimos días es un peligro espiritual. El peligro no es que nos enfrentemos a la persecución. No es el reino del Anticristo. No es la pobreza. No es la muerte. Cuando esas cosas llegan al pueblo de Dios, son días de gracia, días en que experimentan la riqueza de la gracia de Dios. No, el peligro real, el verdadero peligro espiritual de los últimos días es, como dice aquí, que los hombres serán amantes del placer y amantes de sí mismos en lugar de amantes de Dios. Ellos tendrán esto en una hipocresía religiosa: tendrán una forma de piedad, pero negarán su poder. El peligro para el pueblo de Dios en los últimos días no será que no tengan comida ni muebles. Pero será que ellos tendrán demasiado de estas cosas y que pondrán su corazón en estas cosas. Esto es muy importante para nosotros, ya que hoy consideramos la señal de la locura del placer en los postreros días.

Lo haremos especialmente desde el principio del versículo 2 y luego de los versículos 4 y 5. Después de lo que Pablo ha dicho en el versículo 1: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”, dice,” Porque habrá hombres amadores de sí mismos”. después, en los versículos 4 y 5, serán “amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”, y luego esta advertencia: “a éstos evita”. Esta es una de las señales de la venida de Jesucristo. Jesús envía las señales para decirnos que Él viene, y esto nos recuerda que Jesús viene.

¿Qué es el placer? El placer es cualquier cosa que es agradable a una persona – su cosa favorita. A veces pensamos en el placer y en la locura del placer de una manera muy estrecha. Señalamos los placeres que disfruta el mundo de los impíos. Miramos los placeres del pecado. Pensamos en los placeres sexuales o en los placeres que el dinero o el lujo nos pueden aportar. Entonces, al hacer esto, pensamos que nosotros no somos amantes del placer. Pero el placer es éste: cualquier cosa que te agrada o te interesa. Puede ser una persona en la que ustedes están interesados; puede ser una cosa; puede ser una actividad; podría ser cualquier cosa que ustedes hacen o no tiene. Quizá ustedes sean personas de escasos recursos, y aun así ser un amante del placer.

Si miramos la Biblia, vemos que la Biblia tiene una visión muy baja del placer y la diversión. Eso no es porque la Biblia y el cristianismo se opongan al placer en sí o que los placeres mismos son malos. De hecho, si miramos en 1 Timoteo 4: 4 leemos esto, que “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;”. En el capítulo 6:17, Pablo está hablando a los ricos y les dice que no “pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.”. Él está hablando a los ricos de las cosas que Dios les ha dado, y Dios les ha dado esas cosas para que las disfruten. Dios nos creó, de hecho, para encontrar alegría, para encontrar nuestra alegría, no sólo en esta creación, sino en Él. Y podemos disfrutar, mientras usamos todo para la gloria de Dios, todas las cosas buenas que Él nos ha dado. Piense en los placeres de la comida y los placeres del matrimonio y los placeres y belleza de esta creación que vemos.

Sin embargo, al mismo tiempo, vemos que la Biblia no habla muy bien del placer. Piense en la parábola de los diferentes tipos de suelo, donde Jesús habla de la semilla que cae entre el suelo espinoso. Él dice en Lucas 8:14: “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto”. A pesar de que el placer en sí no está mal, y la diversión en sí no está mal, es el amor al placer lo que está mal. La Biblia condena eso. Cuando los placeres se convierten en lo más importante en sus vidas, cuando usurpan el lugar de Dios, esto es idolatría, ¿no es así? El amor del corazón. ¿Dónde está el corazón? Dios nos ha mandado y nos ha creado para encontrar nuestra alegría y nuestro placer en él. Cuando Dios y Su Palabra y la adoración de Dios y la obediencia a Dios y el servicio a Dios son reemplazados por las cosas que me agradan a mi y que complacen a mi carne, entonces me amo y amo el placer más de lo que amo a Dios.

La palabra para “placer” aquí en el versículo 4 es la palabra raíz de la palabra”hedonismo”. Tal vez algunos de ustedes conocen esa palabra. Es una antigua filosofía griega, un “ismo”, o una escuela de pensamiento, que tiene cierta visión de la vida. El hedonismo dice que ustedes determinan si algo es bueno o valioso basado en cuánto placer les da. La perspectiva de ellos es la siguiente: que debemos esforzarnos por obtener tanto placer de la vida como sea posible con poco dolor como sea necesario.

A pesar de que es una escuela de pensamiento, una filosofía, todavía es una forma de vida y de pensamiento para muchos, no sólo en la antigua Grecia, sino también en la actualidad. El apóstol está diciendo aquí que esto caracterizará los últimos días. Eso tiene sentido porque en los últimos días habrá el ascenso del Anticristo y la religión del Anticristo en la cual el hombre será el centro y la adoración del hombre y la exaltación del hombre y el amor del hombre y el placer que el hombre puede obtener y recibir y las promesas que el Anticristo le dará al hombre, de riqueza y prosperidad y paz – todas las cosas que harán al hombre frente y centro – el número de hombres: 666.

Ciertamente vemos eso en la cultura y la edad en la que vivimos hoy. Puede caracterizarse o llamarse cultura del yo. Hay un narcisismo omnipresente que dice a todos hoy que ustedes son centro de su vida y de su universo. miren, por ejemplo, en las redes sociales. Los medios de comunicación social en sí no son malos. Pero mira lo que exponen. La gente se muestra en maneras en que pueden promover su propia autoestima. Piensen en la discusión de los últimos veinte o treinta años sobre el tema de la autoestima. Piense en los estándares actuales de la moralidad. Todo el mundo hace lo que es correcto en sus propios ojos, y la norma es esta: si te hace sentir bien o si te hace feliz, hazlo. Esa es la respuesta de muchos a las prácticas inmorales que se han vuelto tan comunes en la sociedad actual. Piense en el uso de drogas que ya se ha legalizado, o piense en el matrimonio homosexual y en las relaciones homosexuales, o el adulterio y la fornicación -si te hace sentir bien, hazlo. Piensa en la respuesta de muchos a eso. Ellos dicen: “Bueno, no estoy de acuerdo con eso, pero no me afecta”. Pareciera como si eso fuera el estándar. Pero, ¿dónde está Dios en todo eso? Es una moralidad hedonista.

Debemos ver que lo que el apóstol tiene en vista aquí es al pueblo en la iglesia, ellos tienen una apariencia de piedad, dice él, pero ellos niegan su eficacia. El mundo impío no tiene apariencia de piedad; no se preocupan por Dios. ellos son felices ir por ahí negando que hay un Dios, confesando el ateísmo. No, se trata de personas que tienen una religión confesada, una forma de piedad, los asistentes a la iglesia. A veces somos muy buenos en tener esta forma de religión. Cuando dejamos que los placeres gobiernen nuestra vida, de hecho estamos negando a Dios, el poder de nuestra piedad.

Por lo tanto, tenemos aquí un serio llamado a la auto examinación. ¿cuales son las cosas que más les agradan? ¿Dejan que ellas tomen el lugar de Dios en sus vida? ¿que tomen el lugar de su amor por Dios en sus vidas; ¿que tomen el lugar de su adoración a Dios en sus vida? No debemos pensar aquí sólo en pecados abiertos -de embriaguez o fornicación sexual, por mencionar algunos-, pero en realidad podemos hacer un ídolo y encontrar placer en cualquier cosa buena y dejar que algo que no sea mal en sí mismo tome el lugar de lo que debería ser primero y de lo que debería tener prioridad en nuestras vidas. Una persona puede hacer esto con su trabajo. O tal vez ustedes disfruten de la lectura. O podría ser sus vidas ya sus relaciones sociales. Podría ser sus entretenimientos. Sea lo que sea que les agrade más, en lo que encuentren placer y los aleje de su tiempo de devocional y de su estudio bíblico y de su adoración a Dios y con el pueblo de Dios en el Día del Señor (Domingo). Puede ser también algo que tome su dinero-tal vez es ir de compras o un pasatiempo o algo parecido, y pronto les quita tanto de sus finanzas que no tienen nada que dar para las causa del reino de Dios. O puede ser algo que consume su tiempo. Pienso en cosas como videojuegos o actividades de lectura o recreativas. Algo que podría alejarlos de sus responsabilidades que tienes en las que deberían estar glorificando a Dios.

Tomemos, por ejemplo, a un padre que no sólo debe proveer para su familia con su trabajo sino que también debe ser un líder espiritual y criar a sus hijos y no dejar todo este cuidado espiritual e incluso su cuidado físico a su esposa. Pero ahora, si hay algún placer en la vida de un hombre que lo aleja de su familia todo el tiempo, y se convierte en un padre ausente, entonces se ha convertido en un amante del placer más que un amante de Dios. El amor a Dios se manifiesta en obediencia a Su camino y Su llamado por nosotros en cualquier situación en la que nos encontremos en la vida. Por lo tanto, hay muchos tipos de formas en que podemos ser hedonistas, que podemos ser amantes del placer más que amantes de Dios.

Es muy importante que veamos esto. Tan importante porque tenemos que llegar a la raíz de nuestros comportamientos. El comportamiento no es el problema. El problema es nuestro amor, amor por nosotros mismos – los hombres serán amadores de sí mismo más que amadores de Dios. ¡Es tan importante notar eso! Porque, al pensar en el peligro de los últimos días, vemos que el peligro no es el placer mismo, el peligro no es lo que este mundo nos ofrece (cosas materiales) pero el peligro está en nuestro corazón. Necesitamos venir a la cruz de Jesucristo y confesar nuestro pecado de amor egoista. Necesitamos crucificar nuestro viejo yo. Necesitamos hacerlo diariamente en arrepentimiento. No solamente deben sentirse mal el dia de hoy cuando escuchen este mensaje debido a que tienen egoísmo en su corazón, sino que tienen que venir diariamente a la cruz de Jesús para matar al viejo hombre egoísta y al viejo hombre de pecado. Mi ego necesita ser crucificado en la cruz de Jesucristo. Mi ego no necesita ser aumentado, si no necesita ser destruido para que yo no sea un amante de sí mismo, sino un amante de Dios. Cuando llegamos a la cruz en arrepentimiento, esto es lo que hacemos. La cruz significa el fin de mí mismo. Significa el despojamiento de mi mismo. Significa que mi salvación es toda de Él. En la cruz entendemos lo que Jesucristo hizo en Su amor desinteresado por nosotros. Entonces aprendemos a ser desinteresados ​​ya amar a Dios como lo hizo Jesús con un perfecto amor y obediencia en la cruz.

Por supuesto, entendemos que nunca vamos a poder lograr esto perfectamente en esta vida, por lo que tenemos que volver una y otra vez a la cruz de Jesucristo en arrepentimiento -para tener nuestro orgullo pecaminoso expuesto por la predicación de la Palabra de Dios para que que nuestro amor por nosotros mismos no sea lo que consuma todo en nuestra vida, sino que llegamos a nuestra única esperanza en la cruz de Jesucristo.

Así pues, los últimos días serán caracterizados por el amor propio. Necesitamos ser advertidos. Vean ustedes, el peligro no son las cosas; no son ni siquiera las personas que se describen aquí; pero el peligro es nuestro amor por nosotros mismos. Por lo tanto, ser advertidos a vigilar y a estar listos para el día de Jesucristo significa especialmente esto, que vigilamos en nuestros propios corazones contra nuestro amor por nosotros mismos, lo cual puede ser la ocasión para que seamos atraídos por las cosas de este mundo para que no estamos poniendo nuestro corazón en el día de Jesucristo. Existe el peligro. El peligro está en nuestro corazón, al cual ponemos en algo que queremos, en que nos volvamos descontentos, en que nos volvemos desagradecidos por las cosas que Dios nos ha dado y que se interponen en el camino de nuestro amor por Él. Entonces estamos atraídos por los placeres de este mundo.

Eso es importante cuando pensamos en el futuro y en nuestros hijos, la próxima generación en el futuro también. ¿Sus hijos ven en ustedes un corazón por las cosas de Dios? ¿O ven esto: que ustedes simplemente podrían dejar las actividades espirituales y reemplazarlas por actividades recreativas. Usted podría también saltarse el ir a la iglesia en el día del Señor (el domingo) y pasar su tiempo en vacaciones o actividades recreacionales. Ustedes Podrían gastar su dinero en las cosas que quieren y que tienen que conseguir y encontrar su felicidad en esas cosas y al final no tienes dinero para dar al Señor, no queda tiempo para las actividades espirituales, para la lectura y el estudio de la Palabra de Dios, por leer un buen libro en el Día del Señor. ¿Qué es lo que sus hijos ven en ustedes? ¿Ven ustedes el peligro? El peligro es nuestro amor por nosotros mismos, y necesitamos estar pensando en esto entonces, como pueblo de Dios.

Así que, al final del versículo 5, el apóstol dice acerca de aquellos que son amantes del placer más que amantes de Dios y los que tienen una forma de piedad, pero niegan su poder, que tenemos que evitarlos. Eso significa que tenemos que vivir una vida piadosa en la que nos separamos del mundo y sus ideales y sus placeres y su hedonismo.

Eso no significa que tratamos a la gente de este mundo como la suciedad o que tenemos el derecho de tratarlos de manera no cristiana. No, tenemos que tener una semejanza con Cristo en todo nuestro comportamiento hacia el mundo. Pero cuando la actitud que enfrentamos en el mundo es uno de amor propio y amante del placer, y cuando enfrentamos esa actitud en nosotros mismos, entonces tenemos que alejarnos de ella. Eso es arrepentimiento. Ese es nuestro deber. “a estos evita.” Necesitamos forjar nuestras relaciones no con los amantes del placer y los que buscan el placer, sino con aquellos que aman a Dios y buscan a Dios.

Porque nuestros corazones aman el placer, aquí es donde este llamado y forma de vivir en los últimos días se vuelve tan difícil. Esto significa que el mismo lugar al que vamos a crucificarnos -la cruz de Jesucristo- es el lugar donde debemos ir para encontrar nuestro verdadero amor y nuestro verdadero amor por Dios. Cuando llegamos a la cruz de Jesucristo, lo que vemos y lo que creemos y lo que experimentamos es la grandeza del amor de Dios por nosotros. Dios ha manifestado Su amor hacia nosotros en esto que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Ver, experimentar y creer la inmensidad del amor de Dios por nosotros, Su sacrificio, que llena nuestros corazones de amor por Él, para que no nos amemos a nosotros mismos, para que no amemos el placer y para que lo busquemos y deseemos la venida de Su reino en los nuevos cielos y la nueva tierra.

Que Dios nos impida ser amantes del placer y hacernos amantes de Él más que amantes de nosotros mismos.

Oremos.

Padre, te damos gracias por la advertencia que las escrituras nos da acerca de las amenazas de los últimos días, del peligro. Nos damos cuenta de la existencia de este peligro cuando miramos en nuestros propios corazones y vemos que hay muchas maneras en las que nos amamos a nosotros mismos y en las que buscamos las cosas de este mundo. Pedimos que nos des corazones, ojos, ojos de fe que esperan por el día de Jesucristo y que le busquemos a él y no a las cosas aquí en este mundo. Oramos que nos partes y nos conserves hasta el día cuando Jesús venga. Pedimos en su nombre, Amén.

Para más información en Español, por favor haz clic aquí.

Show Buttons
Hide Buttons