Menu Close

La mentira de Rahab / Rahab’s Lie

Prof. H. Hanko

(1)

Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. (Heb. 11:31). Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? (Santiago 2:25)

Un lector pregunta, “¿Porque (en este pasaje) Rahab es elogiada por mentir acerca de los espías hebreos?”

Esta es una pregunta interesante, que ha generado bastante debate. El debate esta centrado en la pregunta: ¿La Escritura aprueba el mentir en ciertas circunstancias, particularmente cuando la causa de Dios está siendo amenazada?

La historia de Rahab, es esta brevemente. Después de cuarenta años de vagar en el desierto, la nación de Israel estaba lista para conquistar Canaán. Jericó, al oeste del Jordán, era una de las ciudades más difíciles para capturar, porque tenía fuertes enormes con paredes muy gruesas y rejas de hierro. Era la llave a toda la tierra. Si Israel no pudiera capturar Jericó, sus esfuerzos para conquistar la tierra serían inútiles. Si Jericó cayera ante los Israelitas, este mundo sería una muestra de que Dios peleó por ellos y les dará la tierra prometida a Abraham, Isaac y Jacob.

En preparación para la guerra en contra de esta ciudad, Josué envió a dos espías para que entraran a Jericó y aprendieran el estado de la ciudad, la fuerza de sus paredes, y cualquier ora cosa que pudiera ser de valor para los Israelitas en su campaña.

Los espías entraron a la ciudad y llegaron a la casa de Rahab, una prostituta, que vivía junto a la pared de la ciudad. Su presencia en la ciudad y la entrada a la casa de Rahab fue notada y la policía fue enviada para capturarlos. Rahab admitió que habían estado allí, pero que ya se habían ido y que se dirigían hacia el Río Jordán, donde, si mandaban soldados pronto, los podrían capturar. Pero, ella había escondido a los espías en el techo de su casa cubiertos por lino. Una vez que mandó a la policía lejos de su casa en una búsqueda inútil, habló con los espías y los ayudó a escapar de la ciudad bajándolos por la pared con una cuerda escarlata. Su razón por ayudar a los espías, y por mentirle a la policía fue su determinación de ayudar al pueblo de Israel. (La historia completa está en Josué 2).

Hay otras historias de ese tipo de mentiras en la Biblia. David fingió locura cuando estaba en la tierra de los Filisteos durante su huída del asesino Saúl. Fue traído delante de Achish, el rey de Gath (1 Samuel 21:10-15). David escribe sobre esto y la liberación de la mano de Achish en Salmo 56.

Una más familiar, es la mentira que las parteras de Egipto les dijeron a las sirvientas del Faraón. El Faraón había ordenado que todos los bebes varones Israelitas fueran matados. Las parteras, no obedecieron al faraón, porque temieron a Dios. Cuando fueron cuestionadas acerca de sus fallas, mintieron diciéndole a la policía que las mujeres hebreas no tenían partos muy largos y que los niños nacían antes de que pudieran llegar. Y Dios les hizo bien a las parteras porque lo temieron. (Éxodo 1).

Al ordenar la muerte de todos los bebes varones, el faraón buscaba destruir Israel como muna gente apartada, y forzar a la nación a aliarse con Egipto, porque las hijas de Israel serían forzadas a casarse con hombres egipcios. Detrás de esto, estaba el trama de Satanás de destruir a Cristo, porque Cristo, Satanás lo sabía, estaba destinado a ser nacido de Israel.

Estas y otras veces en la Escritura, ha llevado a algunos a concluir que bajo ciertas circunstancias Dios le permite a Sus hijos que mientan. Normalmente, se argumenta, que esa mentira es justificada cuando el bien del pueblo de Dios está comprometido. Esa preocupación, llevó a Rahab y a las parteras a tener que usar mentiras para cubrir sus hechos.

Muchos argumentan que en tiempos de guerra, cuando la nación es amenazada por el agresor es legítimo decir mentiras para ayudar a vencer el poder conquistador. Este argumento fue usado, por ejemplo, durante la ocupación Nazi de Europa continental. Aviadores derribados y judíos fueron escondidos por aquellos que estaban dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar a otros. Si los agentes de la GESTAPO vinieran a las puertas de esas casas donde los refugiados estaban escondidos, era considerado ilegal mentirles para salvar a aquellos que estaban escondiendo.

Hay un acuerdo entre cristianos que las mentiras ordinarias, están prohibidas por el noveno mandamiento y por otras Escrituras como Efesios 4:15. La pregunta es: ¿Hay circunstancias en que la Escritura permite mentir?

Mientras el que pregunta, citado arriba, dice que la Escritura condona la mentira de Rahab, esto no es verdad. En ningún lugar en las Escrituras uno encuentra una aprobación de ningún tipo de mentira. Éxodo 1 no permite las mentiras de las parteras; expresa que aprueba su temor a Dios. (17, 20-21). Hebreos 11:31 no aprueba la mentira de Rahab, pero aprueba su fe con la que recibió a los espías en paz. Esto es, porque por su fe que Dios estaría con Israel y que Israel vencería contra Jericó, ella cooperó con los espías en vez de entregarlos a la policía. Ni en la narrativa de Josué 2 dice ni una palabra de la aprobación de la mentira de Rahab.

Lo mismo es verdad de Santiago 2. Se dice que Rahab fue justificada porque recibió a los espías y los mandó hacia otro lado. Por este acto, se jugó la suerte con la gente de Dios en quienes vivía la esperanza de que viniera el Mesías.

No conozco ninguna parte de la Escritura donde una mentira sea aprobada. En otras palabras, la Escritura aprueba la mentira de Rahab (y la de las parteras) es un argumento de silencio. La Escritura, no condena su mentira con muchas palabras. Mas bien, la Escritura habla de su fe manifestada en sus obras. Por el silencio de las Escrituras sobre el pecado de la mentira, uno concluye que la Escrituras la aprueban.

Pero debemos examinar este asunto un poco más en nuestras siguientes News.


(2)

Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. (Heb. 11:31). Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? (Santiago 2:25)

En las últimas News comencé a discutir los pasajes y a contestar la pregunta “¿Por qué Rahab es elogiada por mentir acerca de los espías hebreos?” El hecho es que, si uno consulta los pasajes y la narrativa de Josué 2, uno no puede encontrar evidencia en la Escritura de el apruebo de la mentira de Rahab. La Escritura aprueba la fe de Rahab en esconder a los espías, pero no aprueba su mentira.

El problema es que, la Escritura no condena su mentira tampoco. Si uno, entonces, argumenta que la mentira de Rahab fue aprobada por Dios por el hecho que no se menciona ninguna condenación, el argumento descansa en el silencio de la Escritura. Este no es un argumento fuerte, simplemente porque puede haber otras razones por la cuál la Escritura es callada en este asunto. Y este es el caso.

No es sorprendente que la Escritura no es explícita en condenar la mentira de Rahab, si consideramos que el propósito de la Escritura en narrar la historia es demostrar el poder de la fe Rahab por la cuál se colgó de la promesa que Dios le había dado a Israel.

Rahab es listada dentro de los héroes de la fe en Hebreos 11. Aquí la fe es descrita como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (1) Esto es, la fe es considerada en este capítulo como una poderosa certeza de la verdad de la promesa de Dios, lo cual no se puede ver, pero fue esperado por todos los creyentes de Israel. Esa promesa fue la venida de la semilla de la mujer y la salvación del pecado y muerte en El.

Creyendo en esa promesa, los fieles de Israel hicieron cosas que parecen ser desde la superficie inexcusablemente imprudentes. Dejaron su casa para vagar por el desierto en una tierra extraña que no era nada, mas que una tierra desierta – como lo hizo Abraham. Cambiaron riquezas, honor y fama por esclavitud – como lo hizo Moisés. Caminaron alrededor de una ciudad catorce veces – confiados que de esta manera una muralla impenetrable sería capturada. Se sometieron a encarcelamiento, tortura y muerte cuando fueron forzados a pararse solos – como lo hizo Jeremías.

Rahab tenía esa fe. Era una prostituta. Pertenecía a la ciudad donde era humanamente imposible capturar. Ella era conocida por la ciudad. Pero se jugó su suerte con un grupo de extraños, una gente extraña de quienes no sabía casi nada, y quienes eran una amenaza para su propia ciudad. La única razón por la que hizo esto, fue porque creyó que Jehová Dios estaba con esa gente y que su salvación, también del pecado de prostitución estaba con esa gente. Esa es una fe increíble. Y de esa fe, fluyeron hechos de los que habla Santiago, porque la fe es audaz, segura, disponible a pagar cualquier precio, dispuesta a sufrir cualquier pérdida, ¡es el trabajo de Dios!

El relato de los héroes de la fe en Hebreos 11 es para nuestra enseñanza: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:1-2)

¡Pero Rahab mintió! Su fe era fuerte y superó los obstáculos casi imposibles. Pero también era débil. Se aferró a Cristo, pero no era inmune al temor. Confió firmemente en Dios, pero flaqueó en un momento crítico.

¿Es eso muy extraño? ¿Nos podemos identificar con Rahab?¿Nosotros que también tenemos fe?

Rahab fue confrontada con un serio problema, y no fue difícil para ella justificar el decir una mentira. Si decía la verdad, los espías serían capturados y el plan de Josué de aprender tanto como pudiera acerca de la ciudad se frustraría. La manera mas fácil, y una aparentemente buena por la causa de Dios, fue decir una mentira y esconder a los espías hasta que pudiera ayudarlos a escapar. Además, si los espías hubieran sido encontrados en la casa, ella seguramente hubiera sido matada como traidora por la causa de la ciudad.

No es difícil ver que su mentira demostró flaqueza en su fuerte fe. ¿No podía Dios prevenir que los policías encontraran a los espías? Suponiendo que les hubiera dicho la verdad. ¿Es el Señor incapaz de ayudarla y a los hombres que les dio hospedaje? Por supuesto que puede, ¡El hizo las paredes de Jericó que se cayeran!

No hay necesidad de que las Escrituras condenen la mentira de Rahab. La Escritura es muy clara en el asunto de mentir. Simplemente obliga al creyente a decir la verdad – ¡siempre! La Escritura no dice “Habla la verdad, pero si las cosas se ponen peligrosas esta bien mentir”. Nada parecido. Los tres amigos que fueron echados al horno de fuego pudieron haber mentido y escapado la amenaza de Nabucodonosor. Daniel pudo haber mentido cuando estaba arrodillado orando en su ventana hacia Jerusalén, y así escapar el den de leones. ¡Pero ellos dijeron la verdad! Y Dios los salvó.

El puto es este. Siempre debemos decir la verdad. Pero decir la verdad es más que admitir algo. Si Rahab hubiera dicho la verdad cuando la policía vino a la puerta, no solo debió haber dicho “Si, estoy escondiendo a los espías de Israel”, pero también hubiera dicho: “Estoy escondiendo a los espías en mi casa, porque han sido enviados por la gente quien Dios es el Señor. Y solo El es Dios. Nuestros dioses son ídolos. Debemos abandonar nuestro pecado, volvernos al Dios verdadero y hacer paz con Israel”. Esa era la verdad.

Eso es lo que Shadrach, Meshach y Abednego hicieron. Y eso es lo que hizo Daniel. Y más importante aún, eso es lo que Cristo hizo ante el Sanedrín y Poncio Pilato.

Esto requiere el coraje de fe en gran medida. Los tres amigos no sabían que Dios los iba a salvar del horno de fuego. Le dijeron a Nabucodonosor que aún si murieran, no se inclinarían a la imagen que el rey había hecho. Decir la verdad es, bajo ciertas circunstancias, muy peligroso para el hijo de Dios. Pero el siempre debe hablar la verdad, porque ese es su llamado.

Dios le dio a Rahab una fe extraordinaria. También era débil. Nosotros somos como ella de muchas maneras, aunque es frecuentemente dudado que nuestra fe pueda llegar a los niveles de ella. En vez de dudar su fe, hacemos mejor, en tomar valor de ella en nuestro caminar y llamado en el mundo.

Para más información en Español, por favor haz clic aquí.

Show Buttons
Hide Buttons