Ronald Hanko
Debido a que la Iglesia Protestante Reformada “Pacto” ha hablado contra el actual énfasis en el avivamiento, hay algunos que piensan que hemos “negado nuestra herencia del avivamiento.” Queremos que el registro sea justo.
Nos gustaría acordar con muchos que la iglesia visible hoy está en una triste condición, rasgada, débil y comprometida. Pero no creemos que el avivamiento, como se entiende comúnmente, sea la respuesta.
No tenemos objeción a la palabra “avivamiento,” ya que es usada en la Escritura. Creemos, sin embargo, que el tipo de avivamiento que la gente quiere y ora no es el tipo de avivamiento del que habla la Escritura. Tampoco creemos que la idea popular de avivamiento sea el tipo de cosa que necesite la iglesia hoy.
Creemos esto porque la única palabra que siempre viene cuando se habla de avivamiento es la palabra “extraordinario.” El avivamiento mismo, de acuerdo a todos lo que hablan de él, es algo extraordinario e involucra un extraordinario número de conversiones, extraordinarias manifestaciones del Espíritu, etc.
Lo que la iglesia necesita no es algo extraordinario, sino que cosas ordinarias (ordinarias, al menos hasta donde concierne a la Palabra de Dios). Antes de que la iglesia ore por un número extraordinario de conversiones, ella necesita hacer el trabajo ordinario de cuidar y enseñar a los miembros que ella ya tiene. Esto raramente se hace.
Antes de pensar en extraordinarios dones del Espíritu, necesitamos tener los dones ordinarios del Espíritu, buena vida cristiana (Gálatas 5:22-26), enseñanza y predicación de todo el consejo de Dios (Hechos 20:27), gobierno eclesiástico bíblico (no de una persona, sino que de presbíteros) y un culto bíblico (Juan 4:24). Tristemente eso está faltando en la iglesia.
Aquel retorno a las cosas ordinarias de la Escritura (realmente no tan ordinarias), preferimos llamarlo “reforma,” no “avivamiento,” aunque no seamos tan quisquillosos con las palabras.
La gran reforma protestante del siglo dieciséis fue una verdadera reforma en ese sentido. Fue un retorno a las Escrituras, a las doctrinas de la escritura, a predicar y enseñar todas las verdades de la Escritura, al gobierno bíblico, la disciplina y el culto.
Esas cosas y muchas otras cosas “ordinarias,” desesperadamente necesitadas en la iglesia, están perdidas. Los niños de la iglesia no son instruidos; los cultos familiares son una cosa olvidada. La observancia del Día del Señor ha desaparecido. Las iglesias que tienen presbíteros, a menudo son ignorantes de su llamado y la elección de los presbíteros en muchos casos es un concurso de popularidad o una competencia política. El culto es una cosa de formalismo. La disciplina está completamente perdida. La predicación degenerada en un comentario politico o un llamado a la acción social. Muchas doctrinas de la Escritura son casi completamente olvidadas.
Sólo para dar un ejemplo doctrinal de lo que decimos: entre otras cosas de la reforma del siglo dieciséis fue el retorno a la gran doctrina bíblica de justificación sólo por fe sin obras. Esta doctrina no sólo es raramente predicada hoy, sino que difícilmente uno de cada diez cristianos pueden explicar lo que ella significa. Aunque el entendimiento de esta verdad es lo que lleva a la paz para con Dios a través de Jesucristo (Rom. 5.1). Lo mismo pasa con muchas otras doctrinas.
Creemos que el actual interés en el avivamiento es sólo un deseo de “arreglar rápido” los problemas de la iglesia, cuando las cosas que realmente necesita son el difícil trabajo de hacer las cosas ordinarias que la Palabra de Dios llama a hacer a la iglesia. Ese trabajo pertenece a los oficiales y miembros de la iglesia. Por medio de ese trabajo la iglesia será reformada y renovada como fue necesario hace 500 años. Sin ellos no hay esperanza para la iglesia. ¡Quiera Dios en su misericordia concederlo!
Fuente: Reformation or Revival: What Does the Church Need?
Traducido por: Marcelo Sánchez