Ronald Hanko
La doctrina de la inspiración verbal está íntimamente relacionada con la doctrina de la inspiración plenaria. Esta enfatiza que las palabras de la Escritura son inspiradas por Dios. La Escritura no es sólo la Palabra de Dios, también es las palabras de Dios.
Nuevamente enseñamos y enfatizamos esto en contra de aquellos que piadosamente afirman que la Escritura es inspirada en sus enseñanzas y doctrinas pero no en palabras y detalles. Tal enseñanza es, por supuesto, simplemente un sin sentido, ya que es imposible que la Escritura sea la inspirada Palabra de Dios en sus enseñanzas y pensamientos si las palabras en las cuales aquellas enseñanzas son dadas nos son ellas mismas inspiradas e infalibles.
La creencia en la inspiración verbal hace que nosotros, como cristianos que hablan inglés, seamos fuertes defensores de la versión King James (Autorizada). Una importante característica de esta versión, encontrada en pocas versiones modernas, es que ella pone en cursivas aquellas palabras que no son encontradas en los originales hebreos y griegos, mostrando lo mejor posible a aquellos que no pueden leer hebreo o griego cuales son las palabras de la Escritura. Puede ser necesario agregar palabras con el objetivo de obtener una buena traducción a nuestros lenguajes, pero aquellos que leen deben saber que las palabras en cursivas fueron agregadas por hombres y no, de hecho, habladas por Dios.
La doctrina de la inspiración verbal se encuentra en pasajes de la Escritura tales como Salmos 12:6, Proverbios 30:5 y Apocalipsis 22:18-19; también hay otros pasajes de la Escritura que se refieren a las palabras que Dios ha hablado y causado a ser escritas (Salmos 50:17; Salmos 119:130).
Hay notables ejemplos en la Escritura de la importancia de esta doctrina—del hecho de que las palabras exactas de Dios son importantes. En algunos casos las elecciones de palabras crean enormes diferencias.
Si Génesis 17:7 dijera descendencias y no descendencia, sólo la diferencia entre singular y plural, no podría ser una profecía sobre Cristo (ver Gálatas 3:16). Esta referencia a Cristo se pierde completamente en algunas versiones modernas.
A veces las palabras en el idioma original hace difícil entender el pasaje, como en hebreos 11:11. La Escritura dice que Sara recibió fuerza para concebir. La palabra griega es ordinariamente usada para el masculino y es traducida comúnmente como “engendrar” o “generar”. Ya que esa es la palabra que usa la Escritura, nuestra única obligación es entender por qué la Escritura usa aquella palabra, y no cambiar el pasaje, como lo hace la NVI, para ponerlo en línea con nuestro pensamiento. La NVI dice que Abraham fue capacitado para ser padre, aún cuando Abraham no es mencionado en el versículo. Tales cambios, así hay muchos en la NVI, son una negación de la inspiración verbal.
Hay muchos más ejemplos de lo mismo, pero el punto para nosotros es que necesitamos escuchar cuidadosamente lo que Dios dice. Estar satisfecho con haber obtenido lo esencial del texto, la importancia general de lo que Dios está diciendo, no basta. Debemos estar seguros de que lo hemos oído, creído y obedecido exactamente y en detalle. Si Él ha tomado el cuidado de revelarse, hablándonos por medio de la Palabra escrita, ¿quiénes somos nosotros para no tener cuidado al oír, obedecer y creer que cada palabra de Dios es pura? (Salmos 12:6).
Fuente: “The Verbal Inspiration of Scripture” de Doctrine According to Godliness del Rev. Ronald Hanko, pp. 16-17.
Traducida por Marcelo Sánchez