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Los caballos blanco y rojo / The White and Red Horses

      

Rev. Angus Stewart

Los cuatro jinetes de Apocalipsis 6:1-8 constituyen una unidad dentro de los siete sellos. A diferencia de los otros tres, los primeros cuatro sellos tratan sobre caballos. Cada caballo es de un determinado color: blanco, rojo, negro o pálido. Cada caballo tiene un jinete y cada jinete tiene un arma o implemento. El primero lleva un arco, el segundo empuña una espada y el tercero sostiene una balanza o báscula. Es algo diferente con respecto al cuarto caballo: “El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía” (8).

A diferencia de los otros tres, en los primeros cuatro sellos cada uno de los cuatro caballos con sus jinetes es presentado por una “bestia” o ser viviente con las palabras: “Ven y mira” (1, 3, 5, 7). Al escuchar los cascos de los caballos blanco, rojo, negro y pálido enviados por el Cordero, estamos escuchando cuatro conjuntos diferentes de cascos.

¿Por qué caballos con sus jinetes? Se usan en las Escrituras para hablar de las poderosas y misteriosas providencias de Dios, como en Zacarías 1 y 6. Los caballos son bestias con una fuerza y corajes impresionantes. Así, el Señor cuestionó a Job: “¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes? ¿Le intimidarás tú como a langosta? El resoplido de su nariz es formidable.” (Job 39:19-20).

¿Por qué hay jinetes en los corceles de Apocalipsis 6:1-8? Los caballos sin jinete van adonde les plazca porque su poder no se aprovecha. Pero un caballo con un jinete es gobernado y dirigido—una imagen apropiada de la poderosa y profunda providencia de Jehová.

Consideremos ahora cada uno de los cuatro caballos a su vez, comenzando con el caballo blanco (1-2). Probablemente exista el mayor desacuerdo en cuanto a la identidad de este caballo y su jinete. Algunos dicen que habla del pasado, ya sea de un general Romano en la caída de Jerusalén en el año 70 d.C. o de Constantino el Grande en el siglo cuarto. Para otros, el primer sello representa al terrible Anticristo final en el futuro. Nosotros creemos que el caballo blanco se refiere al progreso del evangelio de Jesucristo, y por eso habla del pasado, presente y futuro.

“Blanco” simboliza la justicia y la santidad, que solo trae el evangelio de la gracia. Apocalipsis 6:2 es un recordatorio de victoria. La blancura del caballo apunta a esto, al igual que la “corona” o los laureles del vencedor dados a su jinete. Sin embargo, esto es especialmente enfatizado al salir “venciendo, y para vencer”. Solo el evangelio de Cristo trae una justicia y santidad victoriosas, con nada más que conquista y ninguna derrota.

El caballo blanco cabalga a lo largo de toda la era del Nuevo Testamento, desde Pentecostés hasta el glorioso regreso de nuestro Señor (Mat. 24:14; Rom. 10:13-18). Ha sido, es y será victorioso en los corazones y vidas de todos los elegidos de Dios, y el evangelio nunca será vencido (Rom. 1:16-17; 1 Cor. 1:17-31; 2 Cor. 2:14-16).

¿Qué hay del “arco” en la mano del jinete del caballo blanco (Ap. 6:2)? Piense en ello mientras lee estas palabras dirigidas al Mesías conquistador: “En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles. Tus saetas agudas, Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.” (Sal. 45:4-5).

El libro de Hechos registra la cabalgata del caballo blanco desde Jerusalén hasta Judea, Samaria, Antioquía, Turquía y Grecia (para usar sus nombres modernos) y Roma. El primer sello habla de la difusión del evangelio en el Medio Oriente, el sur de Europa y el norte de África en los primeros siglos después de Pentecostés. A continuación, el caballo blanco giró hacia el norte, hacia las tierras más allá de los Alpes. En los últimos siglos, el caballo blanco ha galopado por todos los continentes, decenas de países y miles de islas. El jinete del caballo blanco, como dice Apocalipsis 6:2, “salió venciendo, y para vencer”.

Esto ha estado ocurriendo desde hace unos 2,000 años, mediante la predicación, la catequesis y las conferencias, y por lo tanto también la formación de pastores. Se disparan flechas desde el arco del evangelio a través de estudios Bíblicos; CDs, DVDs, libros, folletos y programas de radio cristianas; y sitios web Reformados. Todo esto, por supuesto, se une con la adoración, la oración, el compañerismo, el dar y el testimonio de todos los santos. ¡El caballo blanco cabalga en las congregaciones instituidas y en los campos misioneros, para que los elegidos sean reunidos de los cuatro ángulos de la tierra como la iglesia de Cristo, única, santa, apostólica y católica o universal!

El caballo rojo habla de guerra (Ap. 6:3-4). El jinete lleva una “gran espada”, un arma de guerra. Se le dio poder para “quitar la paz de la tierra”, el resultado de la guerra. El color “rojo” del caballo sugiere sangre, la efusión de la guerra. La matanza no es persecución porque el asesinato es recíproco (de “unos a otros”), las fatalidades de la guerra.

Basta pensar en las diversas guerras de los dos últimos milenios, incluidas las invasiones bárbaras del Imperio Romano, como las de Atila el Huno; los ataques Magiares y Vikingos en el este y norte de Europa; la conquista Normanda de Gran Bretaña; las Cruzadas contra los Sarracenos, la Guerra de los Cien Años y las Guerras de las Rosas; las Guerras Mundiales I y II; la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, la Guerra de las Malvinas y la Guerra de Irak. Por supuesto, ha habido muchas otras guerras en todo el mundo. También hay diferentes tipos de conflicto: guerras civiles, guerras revolucionarias, guerras imperiales, etc.

La cabalgata del caballo rojo implica entrenamiento militar, armamento y uniformes; la propaganda, el reclutamiento y los ejércitos; generales, espías y prisioneros de guerra (POW); héroes, cobardes y traidores; logística, medallas y cementerios; diplomacia, cese al fuego y tratados; rumores de guerras, guerras intermitentes y guerras frías; guerra en tierra, guerra en el mar, guerra aérea y guerra total; el nacionalismo e internacionalismo; la destrucción y carnicería; los dioses de la guerra y la economía de guerra. ¡Al igual que el caballo blanco, el caballo rojo fue enviado por, y siempre está bajo el control de, el crucificado y resucitado Cordero de Dios!

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